Si hay una serie que abre el apetito, esa es Los Soprano. Ningún drama televisivo le ha dado tanto protagonismo a la comida y nadie ha sabido darnos tanta hambre delante de la pantalla como James Gandolfini, su recién fallecido protagonista.
Esos helados mastodónticos en el sofá, sus continuas idas y venidas al frigorífico para asaltar una fuente de cannolis o todas las barbacoas familiares en la piscina han contribuido a crear uno de los personajes más complejos y memorables de la historia de la televisión: Tony Soprano.
Y es que Tony comía con ansiedad, cuando algún tema le atormentaba o cuando se veía obligado a tomar una decisión difícil. Y por supuesto, con la familia. Bueno, con sus dos familias.
Porque compaginaba con normalidad su vida personal, sentado en la mesa de Carmela y disfrutando de sus típicos platos italianos: lasaña, panzerotti, fagiole, ziti al forno o albóndigas con tomate y su vida profesional, cogiendo entre sus dedazos uno de esos deliciosos bocadillos de mortadela con aceitunas en el Bada Bing, siempre en compañía de sus matones.
Y por supuesto, las comidas elaboradas por el cocinero del Vesubio, Artie Bucco. Cómo olvidar sus bandejas de entremeses italianos, su receta de Mozzarella in carrozza o su bodega de vinos italianos, con los que regaba todas las comidas familiares.
En este vídeo, los actores nos cuentan cuáles son sus platos italianos favoritos.
Tan conocida es la comida, que incluso se han editado dos libros. Uno de ellos con sus mejores recetas, "Sopranos Family Cookbook", y otro con los vinos, "Vesubio Company, los vinos de Los Soprano".
Tony Soprano comparte un helado con su hijo... Arrivederci Tony!
