miércoles, 8 de mayo de 2013

Las conservas del mar gallego, un bocado cada vez más buscado entre los gourmets


“Tal vez yo no debiera ser pescador, pero para eso he nacido."


Así  hablaba Hemingway en su obra “El viejo y el mar” del oficio de pescador. Un trabajo romántico, que exige un gran respeto por la naturaleza y para lo que, desde luego, hay que nacer.


Y es que las conservas de Galicia comienzan con la vocación del pescador que se levanta todos los días para salir a uno de los mares más ricos de Europa en busca de algunas de las joyas más apreciadas de nuestro país: sus mariscos y pescados.

Esa entrega continúa en los propietarios de las conserveras que, enamorados del mar y de sus productos, muchas veces sitúan sus fábricas en el corazón de las Rías Baixas para poder trabajar codo con codo con las Cofradías de Pescadores.  De esta forma consiguen capturar en sus conservas la esencia del mar gallego mediante procesos tradicionales y 100% naturales.

Por eso no es de extrañar que, en la actualidad, las conservas gallegas hayan expandido su fama fuera de nuestras fronteras y que cada vez sean más los gourmets que se fijan en esta delicia. 

Dentro de nuestro país son muchas las conserveras gallegas famosas por su calidad, pero entre las más valoradas por los expertos están la “Real Conservera Española”, con casi cien años de tradición dedicadas a mejorar lo que ya era inmejorable y "Luis Escuris Batalla", cuyo mejillón en conserva es considerado uno de los mejores del mundo por Carlos Maribona, crítico culinario del ABC.

Ambas elaboran bocados que, poco a poco, se ha hecho sitio 
entre las delicias prefieridas de los mejores gourmets.


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